¿Qué es la bisexualidad?
Veo que empezamos con la pregunta del millón! Bueno, pues en general no me gusta dar definiciones; si entrevistáis a varias personas bisexuales y les hacéis la misma pregunta veremos que las definiciones que damos de bisexualidad pueden llegar a ser muy diferentes e incluso antagónicas. Para mi eso no supone ningún problema porque creo que cada persona ha de ser libre de definir como quiera las etiquetas identitarias con las que se identifica.
El problema es cuando personas que no son bisexuales quieren imponer su visión y “definición” de bisexualidad en nosotr*s, lo cual me parece totalmente invasivo, y más aún incluso cuando personas que se identifican como bisexuales expresan su malestar ante tales posturas paternalistas y aún así, estas personas siguen insistiendo, sin querer escuchar, recurriendo a la ridiculización y a la violencia como herramienta argumentativa, como por ejemplo podemos ver en el caso de Itziar Ziga o Shangay Lily que a través de reflexiones torpes y razonamientos infundados sobre la bisexualidad consiguen posicionarse a sí mism*s en situaciones verdaderamente histriónicas.
Pero dejando de lado los sinsentidos que se les ocurren sobre la bisexualidad a personas que no se identifican como bisexuales, creo que es importante entender la heterogeneidad implícita dentro del término “bisexualidad” según es entendida por personas bisexuales. Según lo que he oído, leído y discutido, las definiciones más generalizadas de bisexualidad, se basan en la idea de que hay personas bisexuales que se identifican como tales porque les traen los hombres y las mujeres, otras personas bisexuales se identifican como tales porque les atraen tanto las personas de su mismo género como las personas de otros géneros, mientras que hay personas bisexuales que se identifican como tales porque les atraen todos los géneros y finalmente hay aquellas que se identifican como bisexuales porque les atraen las personas independientemente de su género.
A mi ninguna de esas definiciones que se suelen usar me vale y es que a mi no me gustan los “géneros” sino las personas, algunas ( no todas) ciertamente por su género, pero junto a miles de otras cualidades. Es decir, que para mi depende de la persona en cuestión, algunas veces me puede gustar una persona por su género, mientras que otras veces el género me da igual, no es algo que para mi se pueda establecer a priori. Simplemente me atraen las personas guapas, entendiéndose aquí que la belleza pueden ser muchas cualidades o atributos que no pueden reducirse a un juicio objetivo. Lo que me diferencia de las personas monosexuales es que el género de la persona no es para mi un filtro necesario sino que una característica contingente más de las miles de otras características que me pueden atraer, o no, de otra persona.
¿Qué es lo que une a las personas bisexuales?
A las personas bisexuales nos puede unir una identidad común. Es decir, que pese a la heterogeneidad que podemos encontrar dentro del término “bisexual” desde un punto de vista individual, también podemos ver un sentimiento y una solidaridad junto a un entendimiento grupal, donde no hace falta que estés dando explicaciones o justifiques tu orientación sexual c-o-n-t-i-n-u-a-m-e-n-t-e para que seas entendid* y apoyad*, ya que todo el mundo ha pasado por situaciones similares; un espacio propio bisexual donde reina la empatía, el reconocimiento y el respeto resulta bastante liberador.
Sin embargo, no todas las personas bisexuales están interesadas en ser parte de una comunidad bisexual. Hay muchas personas bisexuales que van a lo suyo integradas o asimiladas dentro de la sociedad heterosexual y la sociedad homosexual viviendo según las normas establecidas en cada contexto, necesitando a la comunidad bisexual solamente en momentos específicos donde quizá sufran bifobia o desgraciadamente incluso cuando quieran sacar provecho de la misma, por ejemplo cuando en determinados casos hay cuotas para personas bisexuales o esté abierta la posición de una vocalía bisexual que da acceso a un cargo, estas personas, que no están normalmente comprometidas con la comunidad bisexual, sacan la carta Bi.
También podemos ver un tercer grupo de activistas bisexuales que no están interesad*s en políticas identitarias sino que les motiva más un activismo político centrado en confrontar la bifobia y el monosexismo. Lo que une a este último grupo de personas no es necesariamente una identidad común sino una experiencia común de opresión. En este último grupo de personas podemos encontrar, a parte de bisexuales, a personas pansexuales, omnisexuales, polysexuales, multisexuales o incluso personas que deciden no identificarse con una etiqueta identitaria pero a las cuales les afecta el monosexismo de igual manera.
Así mismo, se puede también ver, que estos grupos que he mencionado se pueden entremezclar.
Has hablado de “bifobia”¿Qué es la bifobia? ¿Cómo se manifiesta?
Para empezar creo que es muy importante cuando se habla de “fobias” hacer una diferenciación entre aquellas fobias clínicas que están relacionadas con un sentimiento de ansiedad, pánico, sudoración, respiración rápida, taquicardia, etc como la “aracnofobia” y otras “fobias” como la “bifobia” que implican un odio y una violencia hacia un grupo minorizado. Son dos tipos de palabras que, aunque sean homógrafas, tienen un significado totalmente diferente, como por ejemplo la palabra “gato” que puede ser un animal o lo que se usa para levantar el coche.
Dicho esto, creo que es importante entender como funcionan los mecanismos de opresión en la sociedad para poder atender a las necesidades reales de los grupos de personas que sufren opresión.
Por ejemplo, el problema de la bifobia no es tanto el cómo se manifiesta, aunque también, sino el cómo no se manifiesta, y me explico. La bifobia no es siempre tangible y gran parte de la discriminación que sufren las personas bisexuales es debida a violencia simbólica y a una erradicación absoluta de la bisexualidad tanto en la esfera pública como en la privada, también conocida como inBIsivilización, aunque yo prefiero el término erradicación ya que no se nos inBIsiviliza solamente, se nos expulsa del imaginario colectivo, no existimos salvo en las fantasías y a través de estereotipos que construyen personas monosexuales sobre nosotr*s desde su privilegio monosexual.
Tal erradicación ocurre constantemente ya que el monosexismo, que es la estructura de poder causante de la bifobia, es un principio regulador de la sociedad, que acarrea muchísimas consecuencias. En la sociedad heteropatriarcal las necesidades de las personas bisexuales no son tenidas en absoluto en cuenta, y en muchas organizaciones LGTB se piensa que l*s bisexuales, en el fondo, somos homosexuales con privilegios heterosexuales y nuestros problemas específicos no se entienden o incluso se ningunean. Se dice que exageramos y que hacemos demandas utópicas no centrándonos en los problemas “reales”, los cuales, claro, son establecidos por personas monosexuales. Uno de los casos más extremos de bifobia institucionalizada es la que podemos ver en ILGA, donde reiteradamente se practican políticas de exclusión de las personas bisexuales bajo la idea de que el activismo bisexual “no está en plena harmonía con la perspectiva de derechos humanos sobre la cual trabaja ILGA”, palabras textuales de la directora ejecutiva de ILGA-Europa, Evelyne Paradis. Lo cual deja a uno atónito y más aún si se tiene en cuenta que ILGA recibe subvenciones de la Comisión Europea y de otros organismos para realizar proyectos para nuestra comunidad y organizaciones como la FELGTB, que tienen un área bisexual con personas muy preparadas, son miembros constituyentes de ILGA. Quienes toman las decisiones, cómo se filtra la información o quiénes son las personas encargadas de distribuirla para que no llegue a las personas interesadas? Aquí estamos viendo un ejemplo bastante evidente de mala administración.
No obstante, e independientemente de lo que opinen personas que no están en absoluto comprometidas con la comunidad bisexual pese a tener cargo en una organización u organismo LGTB, no hay más que leerse la Convención Europea de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales, la Declaración de Derechos Humanos de las NNUU, la Carta Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos o los Principios de Yogyakarta para ver que los derechos inalienables de las personas bisexuales son continuamente violados.
Tratar a las personas bisexuales como homosexuales no ayuda. Por citar un ejemplo, hubo el caso de una mujer bisexual que pidió asilo político en un país de la Unión Europea porque era bisexual y estaba perseguida; a esa persona se le denegó el asilo al estar casada con un hombre. Al mismo tiempo el marido de esta persona la sometía a violaciones correctivas para curarle su presunto “lesbianismo”. Muchas personas bisexuales que quieren pedir asilo político se encuentran entre la espada y la pared y han de mentir y decir que son homosexuales para que se las tome mínimamente en serio. En la mayor parte de los casos las violaciones de la integridad de las personas bisexuales no se llegan incluso ni a registrar porque en los formularios usados por las instituciones burocráticas y en las estadísticas que se elaboran consiguientemente solo se suele trabajar con etiquetas monosexuales.
Si vemos las recientes publicaciones sobre bisexualidad como por ejemplo, el informe sobre invisibilización bisexual de San Francisco o el Informe sobre bisexualidad elaborado por BI UK o diversos estudios elaborados sobre bisexualidad en otras partes del mundo, todos ellos llegan a la misma conclusión. La tasa de suicidios e intentos de suicidios de las personas bisexuales es mucho más alta que la tasa de suicidios e intentos de suicidio de la población monosexual ya sean heterosexuales u homosexuales. La bifobia y el monosexismo todavía no son tomadas en serio, lo cual no es solamente negligente o irresponsable sino criminal.
Hablas de monosexismo, pansexualidad, omnisexualidad…. que son términos que muchas personas no entienden. ¿No crees que es un problema utilizar tantos neologismos si queremos llegar a las personas?
Sí y no. Nadie nace sabiendo, el lenguaje que tenemos lo aprendemos y el vocabulario que usamos lo vamos cambiando a lo largo de nuestra vida. Una cosa es utilizar un lenguaje pedante, elitista, conceptista y oscuro y otra muy diferente utilizar ciertos neologismos como herramientas para visibilizar y combatir la opresión.
He tenido amigos que cuando han querido referirse a una persona homófoba o sexista la han llamado “racista”, de hecho se oye llamar racista a personas que no son racistas pero que cometen otro tipo de discriminación. Tiene sentido el porqué utilizamos una palabra y no otra ya que cada estructura de opresión funciona de acuerdo con determinados mecanismos, aunque pueda haber cierta interseccionalidad entre ellos.
También creo que deberíamos pensar el porqué la palabra “monosexismo” resulta tan rara para mucha gente pero no, por ejemplo, la palabra “monogamia” o incluso palabras tan excepcionales ligadas a un argot religioso como por ejemplo “resurrección”, “misericordia” o “apocalípsis” que todo el mundo, creyente o no, más o menos entiende.
Alguien diría que esas palabras son “más normales” y ahí está precisamente la madre del cordero, las normas de la sociedad que hacen ciertas palabras más normales que otras. Es evidente que si, desde pequeñ*s, nos bombardean con el sueño de la monogamia junto a otros valores propios de una sociedad monosexista y heterosexista cuando un* diga “patriarcado” habrá bastante probabilidad de que algunas personas no entiendan lo que significa esa palabra y pongan los ojos como platos. Para mi eso es un indicio de que hay que utilizar más esa palabra y “normalizar” su uso. Hace unos años, algunas personas argumentaban en contra de utilizar el término LGTB en lugar de “gay” porque LGTB no se entendía y hasta que recientemente el término cis o cisexual se ha empezado a usar de una manera más o menos generalizada, al menos en algunos círculos, las personas que no eran transexuales eran consideradas “normales”. En el caso de las personas bisexuales evidentemente hay todo un argot nuevo que visibiliza y expresa nuestra manera de ver el mundo, más allá del lenguaje y el vocabulario del que partimos que es bifóbico. Pero si queremos continuar con un lenguaje y un vocabulario monosexista desde luego que no hacen falta palabras nuevas.
El término “CisHomonormatividad” fue generado por un grupo de trabajo al que pertenecías hace unos años? ¿podrías explicar para personas no académicas qué es la cishomonormatividad?
Bueno, CisHomonormatividad es un término realmente surgido en un grupo de trabajo horizontal y autogestionado no en un aula universitaria y lo usan todo tipo de personas aunque su uso, todavía, sea reducido.
CisHomonormatividad es la intersección entre cis-normatividad y homo-normatividad, y es un tipo de norma social que encontramos, por ejemplo, en organizaciones LGTB donde las personas que son monosexuales y cisexuales, al mismo tiempo, tienen más privilegios que l*s demás. En el lado digámosle, opuesto, estarían las personas bisexuales que son transexuales que son las cuales se ven más perjudicadas por la CisHomonormatividad.
En ambientes CisHomonormativos las lesbianas cisexuales se apropian de temas y espacios de “mujeres” mientras que los gays cisexuales se apropian de temas y espacios de “hombres”. En algunos casos, llaman formalmente a estos espacios “lésbicos” o “gays”, para asegurarse su hegemonía sobre los mismos mientras que, en la práctica, en dichos espacios se tocan muchos temas de género, familia o de salud que no necesariamente van ligados a una orientación sexual determinada. No obstante, las personas transexuales y bisexuales pueden correr el riesgo de ser excluidas de tales espacios arbitrariamente, ser expuestas a humillaciones como por ejemplo el tener que pedir permiso para participar en los mismos o incluso ser víctimas de vejaciones.
En espacios ChisHomonormativos se piensa también que las personas transexuales se han de centrar exclusivamente en temas de identidad de género, ya que se olvida que las personas transexuales también tienen una orientación sexual, al igual que las personas cisexuales también tienen una identidad de género.
En ambientes CisHomonormativos la homosexualidad y la homofobia son tenidas en cuenta de una manera transversal en todas las políticas, mientras que la bisexualidad y la bifobia son recluidas a sus espacios propios, muchas veces con pocos medios, poco reconocimiento y poco acceso a información.
En ambientes CisHomonormativos se ven a las personas transexuales como algo exótico, algunas veces incluso como un “tercer género”. En tales ambientes, muchas personas cisexuales abusan de sus privilegios cisexuales y se apropian de un discurso transexual avasallando, como hemos podido ver claramente en el Octubre Trans* organizado por la Asamblea Homo ( Transmaricabollo) y la respuesta al mismo escrita por la activista bisexual y transexual Ainara Ruiz.
En ambientes CisHomonormativos la bisexualidad no se exotifica de la misma manera que la transexualidad, en su lugar la bisexualidad se cuestiona, se niega, se excluye y se invisibiliza de la agenda. Y es que claro, no olvidemos que los gays y las lesbianas tienen privilegios monosexuales y much*s de ell*s no están para nada interesad*s en erradicar el monosexismo de la sociedad sino todo lo contrario.
La CisHomonormatividad se puede explicar de una manera un poco más anecdótica. Por ejemplo, yo cuando he ido a conferencias LGTB que han sido CisHomonormativas me he dado cuenta de que hay personas que te echan los trastos presuponiendo un tipo de génitales y un comportamiento sexual con el cual no te sientes necesariamente identificado. No a todas las personas bisexuales, por ejemplo, nos gusta tener sexo con personas de nuestro mismo género. Eso no se entiende o se ve como muy raro y conlleva a que las personas bisexuales y transexuales tengamos que explicarnos todo el tiempo porque diferimos de la norma cisexual y monosexual, algunas veces hasta siendo expuestas a preguntas invasivas mientras que las personas cisexuales y homosexuales son totalmente incuestionadas.
La CisHomonormatividad es efectiva a través de una forma de hacer creer a las personas bisexuales que el problema “común” es la homofobia y que hay que trabajar unid*s en vez de segregarnos, y la verdad es que tiene su efecto ya que en muchas organizaciones LGTB hay personas bisexuales que en absoluto hacen política bisexual sino política homosexual. De ahí podríamos aprender de nuestros compañer*s transexuales que no se dejan vender la moto tan fácilmente y saben perfectamente que la transfobia y la homofobia responden a diferentes lógicas y por consiguiente requieren diferentes políticas. Con la bisexualidad es más difícil ya que tanto la homosexualidad como la bisexualidad son identidades sexuales ( u orientaciones sexuales si se prefiere) y la mentalidad monosexista solo concibe dos la heterosexual y la homosexual, muchas veces no somos una opción legítima.
¿Crees que influye la perspectiva de género en el movimiento bisexual, en tu caso como hombre bisexual?
Las personas que nos identificamos como hombres ( o varones si se prefiere) tenemos una lucha diferente a la de las personas que se identifican como mujeres o las personas que se identifican como de género queer, o como agenéricas ( de ningún género) o como polygenéricas ( de muchos géneros) o personas de-generadas ( genderfuck* en Inglés). Aquí me gustaría hacer un inciso y mencionar que, por motivos de economía del lenguaje y cuando me expreso en términos generales yo normalmente uso el término “género queer” como paraguas de todas las identidades o expresiones de género no binarias que anteriormente he mencionado y otras.
El activismo bisexual dentro del estado español es una excepción ya que hay bastante balance genérico, pero en general la mayoría de las personas que lideran el movimiento bisexual a nivel mundial no se identifican como hombres. Hay diferentes motivos para ello. Yo creo que el principal es la influencia del feminismo; muchos grupos organizados de mujeres y de personas de género queer que conozco tienen como referencia común el feminismo, pero en los grupos de hombres que también conozco no se ve normalmente esa fuerza política sino más bien un sentimiento de grupo, de compañerismo o fraternidad sin ir a más. Los hombres tenemos indudablemente más privilegios patriarcales que las mujeres y las personas de género queer; y las personas privilegiadas se suelen mover menos que las oprimidas para combatir las estructuras de poder de la sociedad porque no se dan cuenta de los problemas, los problemas no les afectan o incluso los problemas de otrxs les llegan a beneficiar.
No obstante, la bisexualidad masculina tiene sus problemas específicos, como por ejemplo la idea de que los hombres bisexuales no existimos o en los casos que si se reconoce nuestra existencia es porque estamos casados con una mujer heterosexual a la cual le somos infieles con otros hombres. Si analizamos bien este prejuicio más que describir algo sobre los hombres bisexuales lo que desenmascara es el grado de ignorancia generalizada de una sociedad profundamente monosexista.
Encontramos, a parte de espacios mixtos para personas bisexuales, bastantes espacios para mujeres bisexuales, algunos de ellos inclusivos para personas de género queer. Sin embargo, espacios propios para hombres bisexuales hay muy pocos. Hace unos meses yo y un grupo de compañeros creamos un grupo de Facebook llamado “hombres bisexuales”, en el que otros varones bisexuales están más que bienvenidos a unirse.
Y es que muchos hombres tampoco nos sentimos a gusto en ambientes feministas con unas prácticas propias de la segunda ola del feminismo, que, como estrategia para subvertir la opresión patriarcal en el lenguaje, utilizan el femenino con terminaciones en A para referirse a todo el mundo sin tener en absoluto en cuenta el pronombre con el que se identifica cada persona. En el estado español pasa bastante en algunos ambientes queer. Ese uso del lenguaje, a parte de ser monosexista, es profundamente cisexista e irrespetuoso hacia las personas de género queer que suelen preferir terminaciones neutras en E y evidentemente también hacia los hombres transexuales.
En algunos ambientes cis-gays el femenino también se usa por defecto no ya por feminismo sino por CisHomonormatividad, y algunos casos también por misoginia, lo cual resulta también bastante irrespetuoso. Mi impresión es que en los espacios bisexuales tenemos bastante en cuenta con qué género las otras personas se identifican y nos expresamos de acuerdo con él, pero algunas veces también es empoderador estar en espacios con personas que no solo comparten tu identidad sexual sino también tu identidad de género, se gana en espontaneidad y los lazos pueden ser más estrechos, precisamente porque se parten de situaciones similares.
¿Cuál es el mayor reto al que se enfrenta el activismo bisexual?
Depende, claro está, del contexto los agentes y los objetivos que se tengan en cuenta, ya que no es lo mismo el activismo bisexual que se pueda llevar a cabo en un núcleo urbano grande, en una zona rural, por internet, por personas bisexuales de género queer, por personas bisexuales con diversidad funcional, por personas bisexuales racializadas, para destruir el sistema monosexista o para buscar un espacio de reconocimiento y tolerancia en el mismo, por citar algunos ejemplos. Hay que reconocer que las personas bisexuales, somos más que bisexuales y podemos tener múltiples necesidades, identidades y luchas que generan multitud de objetivos políticos que pueden incluso llegar a colidir.
Desde mi punto de vista, el mayor reto al cual se enfrenta el activismo bisexual en el estado español es el de adquirir un espacio de empoderamiento propio donde personas bisexuales puedan crear discurso, materiales y servir de referentes e inspiración mutua. Por ahora vamos por buen camino pese a todos los impedimentos que nos topamos por el camino pero ilusión no falta y compromiso tampoco. Lo ideal creo que sería que hubiese una organización independiente, un grupo de acción o una asamblea separatista para personas no monosexuales.
¿Qué le dirías a una persona bisexual que pueda estar leyendo esta entrevista y que jamás le haya contado a nadie su orientación sexual?
Pues mira, ante todo mucho ánimo. Ábrete una cuenta en Facebook, si todavía no la tienes, y únete al grupo “Stop Bifobia”, creado por Josito Cabrera. Allí encontrarás a gente muy maja, también de tu localidad o de una localidad cercana a la tuya, que seguro que se quieren tomar un café, una birra o un zumo contigo. Una de las cosas más bonitas que he visto en la comunidad bisexual es la excepcional solidaridad y altruismo que allí reina, quizá por mero instinto de supervivencia.
También ten en cuenta que cuando salgas del armario no todo el mundo se va a creer que eres bisexual y puedes ser víctima de violencia por personas que quizá solo te quieren ayudar de buena fé. Por eso es importante que leas sobre lo que es la bifobia y el monosexismo y si tienes la posibilidad y las ganas suficientes pásate por el grupo bi de su localidad, si lo hay, mira en youtube videos sobre bisexualidad hechos por personas bisexuales, y busca blogs sobre bisexualidad, que hay bastante buenos, también en Castellano o seguramente en las lenguas que hables.
Claro que también tienes que tener cuidado con lo que lees; hay mucha (des)información escrita por personas monosexuales sobre bisexualidad que más que ayudar, perjudica. También intenta no leer solo sobre bisexualidad sino también sobre pansexualidad, omnisexualidad, demisexualidad, skoliosexualidad, polysexualidad… ya que lo mismo estas etiquetas te gustan más y se adaptan más a tus necesidades personales. Lo mismo no quieres ni etiquetarte, es tu decisión.
Ten en cuenta que las verdades absolutas no existen, y tu definición de bisexualidad o experiencia bisexual es tan válida y aceptable como cualquier otra definición o experiencia que pueda tener otra persona bisexual. Para identificarte como bisexual no hace falta que hayas tenido sexo con personas de dos géneros diferentes o que hayas tenido relaciones con personas de varios géneros o que te atraigan por igual dos géneros diferentes, al igual que te puedes identificar perfectamente como bisexual y al mismo tiempo como pansexual, omnisexual, o incluso “marica”, “bollo” o “heteroflexible”, por citar algunos ejemplos; hay razones por las que también te puedes identificar con esas etiquetas y muchas personas tienen identidades híbridas, siendo cada cual libre de definir su identidad como y con las etiquetas que le de la gana. Eso sí, tampoco trates de definir las etiquetas de otras personas. Ojo que otra cosa muy diferente es decir que la bisexualidad es una etiqueta vacía o una etiqueta falta de peso político como excusa para usar etiquetas híbridas, tales tipos de razonamientos pueden estar enmascarando bastante bifobia.
Ten en cuenta que hay millones de personas más como tú que han pensado, sentido y vivido muchas de las cosas por las que también has pasado y, por supuesto, no olvides pasártelo bomba y hacer cosas que te hagan sentirte plena y feliz. Algunas personas bisexuales tenemos la tendencia a hacer pequeñas frikadas, como teñirnos el pelo, hacernos tejer un vestido o hacer tartas con los colores de la bandera bi o Bisibilizar la B transversalmente en nuestro lenguaje diciendo “FeliBIdades” o palabras por el estilo, o vestirnos de heroínas bisexuales y salir por la calle a mogollón o ponernos el color morado hasta en los cordones de los zapatos, o hacernos una foto delante de la matricula de un coche simplemente porque pone “BI 486…” o hacer diseños disparatados de todo tipo para Bisibilizar nuestra realidad y someter a SPAM a la gente, o hacer camisetas en casa y salir a la calle a venderlas, generalmente con poco éxito etc etc. Cuando un* está lo suficientemente empoderad*, realmente encuentra el sentido y la gracia en este tipo de cosas y puede incluso tener la motivación de llevarlas a cabo. Así que, cuando te apetezca, porque te apetezca y como te apetezca… Bisibilizaté!
Miguel Obradors
Miguel Obradors, licenciado en Ciencias Sociales por la universidad de Roskilde y con un Máster en Estudios Europeos, por la universidad de Lovaina es oriundo de Madrid pero ha residido en el extranjero desde los últimos 11 años en ciudades como Bruselas, Tbilisi, Nueva york, Muscat o Copenhague.
Durante los cerca de 8 años que Miguel ha sido activista bisexual, el activismo de Miguel ha sido polifacético, y en él podemos encontrar la creación de grupos de discusión para bisexuales en redes sociales como Yahoo ( grupodebisexuales) o Facebook (Global Bisexual Network, Hombres Bisexuales) la facilitación de talleres en grupos o asociaciones que trabajan por la diversidad afectivo-sexual , el escribir artículos para revistas especializadas sobre bisexualidad como “The journal of bisexuality” así como para libros sobre bisexualidad como “Getting bi, voices of bisexuals around the world”. Miguel ha participado también como ponente bisexual en diversas conferencias o jornadas sobre bisexualidad o sobre temática LGTB como por ejemplo BIRECON (2010), la conferencia anual de ILGA Europa en Turín ( 2011), los primeros encuentros sobre bisexualidad celebrados en Getafe ( 2010) y las primeras Jornadas sobre bisexualidad celebradas en Seseña ( 2012).
En Copenhague, donde Miguel vive actualmente, Miguel ha dado diversas charlas en grupos u organizaciones LGTB, ha facilitado talleres en el festival Queer de Copenhague y ha organizado encuentros y conferencias, como por ejemplo las primeras Jornadas sobre CisHomonormatividad ( 2011) o las primeras Jornadas sobre Sexo Radical ( 2011). Miguel también ha escrito artículos sobre bisexualidad para diferentes periódicos y revistas danesas ( Politiken, Out&About, Modkraft) y ha colaborado con la organización nacional “Sex og Samfund” sobre temas de bisexualidad.
Miguel fue co-fundador del grupo de trabajo y de acción bisexual llamado “Bite!” en Copenhague, que finalmente se extinguió y fue también el co-creador de Pangea, una organización LGTBIQA internacional basada en Copenhague cuya visión política va destinada a luchar contra la intersección entre LGTBIQA-fobia, racismo y xenofobia en la sociedad danesa a través de actividades sociales, culturales y políticas destinadas al empoderamiento de grupos múltiplemente discriminados.
Después de desarrollar la mayor parte de su activismo en lengua inglesa, Miguel ha decidido centrar su activismo en lengua castellana y actualmente está coordinando la publicación de un libro sobre sexualidades no monosexuales con contribuciones de más de 50 personas, ya sea a través de textos académicos, reflexiones o experiencias personales, de personas en cuyas sociedades el Castellano sea una lengua usada.
Miguel tiene una relación abierta con el activista bisexual francés Stéphane Le Borne y a parte de bisexual, se considera queer, cosmopolita, poliamor, ateo, anti-racista, y con una sexualidad que puede incluir muchos sabores.
En Julio del 2013 COGAM otorgó a Miguel uno de sus premios Arco Iris al activismo.
Por Esperanza Montero