LAS MINORÍAS MAYORITARIAS, “LO QUE NO SE NOMBRA NO EXISTE”, LO POLÍTICAMENTE CORRECTO.

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“Jolín, es que sois muy susceptibles”. o la nueva forma de ejercer un privilegio y además exculparse por ello. Últimamente cada vez que uso un lenguaje inclusivo escucho esta frase, y bueno a mi simplemente me hace darme cuenta de cuán difícil es hacer empatizar a muchas personas, en realidad, a la gran mayoría, incluso a las minorías más mayoritarias, que son las que más deberían comprender.

 

Hace años que la lucha homosexual es conocida por todo el mundo, todxs sabemos lo que es un homosexual, si bien es cierto, siguen siendo minoría y además la orientación sexual sigue siendo motivo de pena de muerte en muchos países, siguen metiéndolos en la cárcel o es motivo de burla, pero por desgracia, parece como si se les hubiera olvidado, porque realmente actúan utilizando un privilegio, el privilegio de ser una minoría mayoritaria.

 

Un privilegio es simplemente utilizar una cualidad que se te concede, para oprimir (de forma directa o indirecta) al que no la tiene. Hoy en día las personas heterosexuales siguen utilizando el privilegio heterosexual sobre las personas homosexuales, por ejemplo:

 

1.- presumiendo la heterosexualidad de cualquier persona con la que hablan.

2.- no tienen por qué salir del armario como heterosexuales, porque esta orientación es la “mayoritaria”

3.- No tienen por qué demostrar su orientación, si dicen que son Heteros, se les cree.

 

Bien pues ahora quiero que cambiéis Heteros, en esta lista de arriba, por homosexuales y penséis que a quien están oprimido es a las personas bisexuales.

 

1.-los homosexuales, cuando se sienten en un espacio seguro, directamente presuponen que sólo existen homosexuales.

2.- los homosexuales no tienen que salir del armario pues es la orientación más mayoritaria, mientras que los bisexuales al ser leídos como Heteros o como homosexuales, debemos salir del armario con personas LGH.

3.-los homosexuales no tienen que demostrar su orientación, se les cree, por el contrario, los bisexuales tenemos que demostrar que somos bisexuales. **

 

** Sobre el punto 3 además tengo una reflexión para mis queridos compañeros de lucha monosexuales ( gays , lesbianas y hetero-friendlys ): si yo me enrollo con un hombre seré leída como heterosexual , si me lío con una mujer seré leída como lesbiana, y si lo hago con un hombre y una mujer a la vez, seré leída como promiscua. ¿Me podéis decir una fórmula para “demostrar” mi bisexualidad que no cumpla punto por punto los mitos de la bisexualidad? No hay forma de demostrar la bisexualidad, igual que en realidad, no hay forma de demostrar ninguna orientación, pues de nuevo, utilizamos otro privilegio, el de que somos personas que practicamos sexo con otras personas, ejerciendo por tanto una Opresión enorme sobre las personas Asexuales.

 

Las personas LGTB siempre han estado juntas en la lucha, SIEMPRE, y ahora que la G y la L por fin parece que tienen una serie de derechos, ¿por qué no quieren saber nada de terminología ni de lenguaje inclusivo? ¿Por qué utilizan privilegios sobre el resto de compañeros de lucha? las personas cisexuales usan constantemente su privilegio sobre las transexuales y las personas monosexuales usan este privilegio para oprimir a lxs bisexuales. Ojo, que seguramente sea una cuestión de hacérselo ver, estoy convencida de que lo hacen sin darse cuenta. Hace poco di un taller sobre privilegios cisexuales y me fui con la idea en el pensamiento de que la gente cuando usas un lenguaje inclusivo y explicas el por qué piensan que “somos muy susceptibles” y encima justifican el lenguaje no inclusivo diciendo “esta palabra que uso se supone que incluye todo”

 

Hace ya bastantes años que el movimiento LGTB, y no en exclusiva, tiene un máxima: “LO QUE NO SE NOMBRA NO EXISTE” ¿Por qué se ha aceptado esta máxima para mujeres y para lesbianas y ahora parece que han conseguido algunos derechos no se quiere utilizar para el resto? Se utilizó para apoyarlas, y me pareció algo genial dentro del movimiento, mucha solidaridad, pero ¿Por qué tenemos que quedar los bisexuales de susceptibles diciendo siempre “y bisexuales” cuando deberían ser nuestros compañeros los que nunca se olvidaran? ¿O acaso para ellos no existimos, puesto que no nos nombran?

 

¿Se puede ser algo y políticamente lo contrario? O ¿simplemente es otro privilegio más que se puede permitir una minoría mayoritaria? Creo y no me equivocaré demasiado si digo que los monosexuales nos ven con escepticismo y miedo. (En ningún caso generalizaré, pues hay muchos compañeros apoyándonos) Por un lado no nos “creen”, como si hubiera algo que creerse de una orientación sexual, y por otro lado piensan que si nos dan voz, y teniendo en cuenta lo inclusivos que somos en nuestra definición, les vamos a ¿Quitar? activistas.

 

Últimamente se ha abierto el debate de “ser políticamente algo” y yo aún no sé lo que esto significa, y menos en la “dirección” en la que se produce, ¿cómo puede ser que personas que se dicen bisexuales sean políticamente monosexuales ¿ lo entendería si hay una orientación más discriminada y entonces todos fuéramos políticamente algo. Por ejemplo yo suelo empatizar mucho con el colectivo Trans, pues realmente creo que es uno de los más olvidados, entonces me definiría “políticamente trans” aun siendo cis (sexual) pero os imagináis a un trans siendo políticamente cis? o imagináis a un gay siendo políticamente hetero?

 

Quiero decir, el ser “políticamente algo” se “inventó” para ayudar a visibilizar a personas con menos privilegios, como puede ser que ahora los bisexuales se hagan “políticamente lesbianas o políticamente gays” y es más, que esto traspase fronteras?el otro día un chico de la permanente de la FALGTB ( federación argentina ) me lo hizo saber, me dijo que si aquí pasaba eso de que los propios bisexuales se denominaran “políticamente LG”. Pues sí, querido compañero, está pasando.

 

Nunca entenderé esto, y bueno, como siempre respeto todo, respetaré que los bisexuales sean políticamente homosexuales, pero han de saber que están haciendo daño a su PROPIO colectivo, el bisexual, pues creo que sin ningún tipo de dudas, hay menos visibilidad bisexual que gay o lésbica. Creo que de momento las áreas deben ser identitarias, pues aún hay mucho que hacer y tenemos reivindicaciones diferentes, esto no quita que las personas tengan el derecho de defender y apoyar lo que ellas consideren, si bien es cierto, ojalá no hicieran falta áreas y todos nos apoyáramos entre todos.. Pero para mí, de momento, esto lo veo como utopía.

 

Con este artículo solo quiero instar a todo el mundo a utilizar un lenguaje inclusivo, pues, elegimos muy bien nuestra máxima “lo que no se nombra no existe” y así debe seguir siendo, y si encima sois vosotrxs, compañerxs de lucha, lxs que no lo utilizáis, hace más daño, pues os leemos como lo que sois, compañerxs

 

 

 

Por Julita Garcia

 

Julita García es Bisexual GenderQueer, ActiBista desde 2008 en la FELGTB, haciendo activismo desde edad temprana, empeñada en utilizar un lenguaje inclusivo. Ha sido miembro de Segoentiende (Segovia), Bolo-Bolo (Toledo) y COGAM (Madrid), ahora mismo es coordinadora del Espacio de Bisexualidad de la FELGTB y miembra de STOP-BIFOBIA (plataforma online para activistas bisexuales).

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Desde hace décadas, casi un siglo, cuando ha habido cualquier duda respecto a los genitales de un bebé, se ha resuelto la duda a golpe de bisturí. La medicina no entendía otra manera de hacer las cosas que eliminar todo lo que se saliese de la heteronorma de genitales masculinos o femeninos, con su correspondiente expresión sexual masculina o femenina y una orientación sexual hacia el sexo opuesto.

 

Es la (desgraciada) herencia que hemos recibido de los siglos XVIII y XIX: Los cinturones de castidad (y el mito de que son de la Edad Media). La lucha contra la masturbación, incluso mediante ablación e inmovilización. Se le debe a Charles K. Mills, a finales del XIX, haber propuesto la costumbre anglosajona de eliminar los prepucios de los recién nacidos para que no se entregasen al “placer solitario”. Y de esa época también nos viene la teratología literalmente,  estudio de monstruos, el estudio sistemático de todo ser vivo que al nacer mostrase alguna característica que lo separase de la norma.

 

De todos modos el intento de ignorar, eliminar, reconducir, reclasificar lo intermedio, lo que provoca incertidumbre ya es parte de nuestro código genético. Nos han educado en una cultura que lleva clasificando la realidad en dos cajas separadas, en dos únicas categorías, desde hace miles de años. Lo llevamos de serie. Aunque no el primero, Aristóteles sí lo formuló en su Lógica, pero también Pitágoras, Platón… pero si queremos buscar las raíces tenemos que irnos a las raíces indoeuropeas, al zoroastrismo, en 2000 A.C. (Ahura Mazda frente a  Ahriman) o incluso más atrás: En el antiguo Egipto,  en el 3000 A.C., también tenían un papel central  dualismos como el de los dioses Osiris (orden, vida) y su malvado hermano Seth (desorden, muerte) para explicar los mitos egipcios.

 

Las dicotomías (o lo uno o lo otro, blanco o negro) han tenido más éxito que «sistemas de lógica modales o plurivalentes (…), [que] aceptan un tercer valor, como “indeterminado” o “posible”. » Una lógica bastante menos conocida que la de Aristóteles. En su lugar nos es fácil, nos sale sin pensarlo, el dividir todo en dos bandos opuestos. Es una tendencia automática, una de las distorsiones cognitivas, la del «pensamiento polarizado o dicotómico (todo o nada)» que consiste en «interpretar los eventos y personas en términos absolutos, sin tener en cuenta los grados intermedios, evidenciado en el uso de términos como «siempre», «nunca», «todos», cuando su uso no está justificado por los acontecimientos propiamente».

 

Somos fruto de esa cultura dualista. Una cultura que hemos ido absorbiendo, que ha ido conformando nuestra manera de pensar y que nos rodea constantemente dividiendo a menudo la realidad en dicotomías, en falsos dilemas en los que «se presentan dos puntos de vista como las únicas opciones posibles, cuando en realidad existen una o más opciones alternativas que no han sido consideradas». Día y noche, piel blanca y piel de color, hombre y mujer, masculino y femenino, el bien y el mal, lleno y vacío…la lista es infinita.

 

Lo llamativo es que todas esas clasificaciones tienen, como poco, una gradación de un polo al otro…algo que se suele ignorar. El día y la noche no funcionan como un interruptor,  gradualmente van pasando de la luz a la oscuridad. Las pieles tienen muchos tonos diferentes. Entre lleno y vacío, entre orden y desorden hay infinitos estados intermedios. Y el sexo, el género, su expresión, las orientaciones, guste o no, también tienen infinitos grados incluso si lo quisiéramos ver desde un punto de vista binario, como un abanico entre dos polos en lugar de como diferentes identidades no jerarquizadas.

 

Pero aún así parece existir una tendencia  a ignorar, eliminar, extirpar, expulsar lo intermedio,  lo difuso. En el terreno de lo sexual es obvia esa fobia en la mutilación de personas intersexuales recién nacidas. Pero se extiende a millones de personas, muchos más casos.

 

Es el caso de personas transexuales con genitales diferentes a los esperados por su apariencia, que no quieren operarse o no por el momento. Cuando van al gimnasio, a la piscina ¿qué vestuario deben elegir?. Lo más probable es que sean expulsadas de cualquiera de los dos. De hecho, las expulsan. Ese estado intermedio, ese aspecto indeterminado no tiene dónde encontrar un lugar.

 

Sucede también a crossdressers, especialmente si son hombres heterosexuales o si sobre todo prefieren relacionarse con mujeres. Sigue siendo una violación de las normas de género; como dice J.Butler, «el género se manifiesta a través de actuaciones (performatividad) rituales, pero en el cross-dressing masculino se vuelve una “ruptura” performativa de lo masculino y una “repetición subversiva” de lo femenino.». Como dice wikipedia sobre el crossdressing, «debido a las dinámicas de género más frecuentes en el mundo los hombres encuentran más discriminación al desviarse de las normas de género masculino, especialmente las violaciones de la heteronormatividad. El que un hombre se vista de mujer es considerado a menudo bajar en la jerarquía social del género mientras que el que una mujer use ropa tradicionalmente de hombres (…) tiene menos impacto porque las mujeres han estado tradicionalmente sometidas por el hombre, incapaces de causar cambios importantes a través de la vestimenta. Por eso cuando un hombre crossdresser se pone esa ropa, se transforma en una semimujer y por lo tanto se vuelve una encarnación intolerable de la conflictiva dinámica de género.». Si a eso se le suma que sea heterosexual, ya tenemos la incertidumbre completa.

 

Las posturas se extreman con lo queer, cuya naturaleza es vivir en esos estados intermedios, cuestionar categorías supuestamente intocables. Ha disparado las reacciones más fundamentalistas de la jerarquía católica frente a lo que llaman “ideología del género”.

 

«Los proponentes de esta ideología quieren afirmar que las diferencias entre el varón y la mujer, fuera de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija que haga a unos seres humanos varones y a otros mujeres. Piensan más bien que las diferencias de manera de pensar, obrar y valorarse a sí mismos son el producto de la cultura de un país y de una época determinados, que les asigna a cada grupo de personas una serie de características que se explican por las conveniencias de las estructuras sociales de dicha sociedad.

 

Quieren rebelarse contra esto y dejar a la libertad de cada cual el tipo de “género” al que quieren pertenecer, todos igualmente válidos. Esto hace que hombres y mujeres heterosexuales, los homosexuales y las lesbianas, y los bisexuales sean simplemente modos de comportamiento sexual producto de la elección de cada persona, libertad que todos los demás deben respetar.

 

No se necesita mucha reflexión para darse cuenta de lo revolucionaria que es esta posición, y de las consecuencias que tiene la negación de que haya una naturaleza dada a cada uno de los seres humanos por su capital genético. Se diluye la diferencia entre los sexos como algo

convencionalmente atribuido por la sociedad, y cada uno puede “inventarse” a sí mismo.

 

Toda la moral queda librada a la decisión del individuo y desaparece la diferencia entre lo permitido y lo prohibido en esta materia. Estos señores echan de menos que se trate todo este tema bajo las reglas de lo “natural”, entendiendo por natural las dichosas dos casillas,  hombres y mujeres, volviendo a esa visión de la medicina de comienzos del siglo XX para la que hay que eliminar, mutilar lo que sea “antinatural”, lo que sea una “deformación” de la especie.

 

En esa persecución de lo intermedio existe dentro del BDSM el eterno (falso) dilema sobre ser switch, personas que a veces prefieren ser dominadas y otras ser quienes dominan. ¿Parece antinaturai?¿No tiene sentido?¿Necesita ser continuamente cuestionado?. El negar su legitimidad tiene tanto sentido como intentar separar a los hombres en activos y pasivos, en hombres que siempre serán penetrados frente a otros que siempre penetran. ¿Tienen sentido unos roles sexuales que nunca cambien dentro de prácticas sexuales no convencionales? La realidad no es así de simple.

 

Las personas bisexuales somos otro buen ejemplo: O eres heterosexual o eres homosexual pero el que te encuentres ahí en medio se critica o ignora constantemente. Aparte de no ser monosexual la situación de bisexual también tiene la cualidad de ser invisible: Nunca se dice “mira qué pareja bisexual más atractiva”. O son una pareja homosexual o una hetersexual pero rara vez se habla de parejas bisexuales…

 

Una situación intermedia, la bisexualidad, aún tiene que vivir en un entorno semejante al de homosexuales a quienes se intenta persuadir para que “se curen”. Como respuesta desde la homosexualidad se insiste siempre en que la orientación sexual no es algo que se elige sino algo que te sale naturalmente y que después contrastas con el mundo que te rodea y descubres si es la opción mayoritaria, si no lo es, si es aceptada o no… No hay un día en nuestra vida en el que elegimos ser gays, lesbianas, heterosexuales, transexuales…y lo mismo sucede con la bisexualidad, no es una decisión voluntaria ni necesita de una elección posterior. Se es bisexual, ese es el destino final, no hay que esperar a ningún desenlace. Pero parece que a la mayoría le resulta incómoda esa posición intermedia. Curiosamente, sí parece socialmente aceptado, en todos los ambientes, hacer algo que se considera impensable con otras orientaciones: cuestionar constantemente la orientación sexual de las personas bisexuales. Parafraseando la conocida frase: “Some people are bisexual. Get over it”. (Algunas personas son bisexuales. Supéralo).

 

http://en.wikipedia.org/wiki/Cross-dressing

http://www.aciprensa.com/controversias/genero.htm

http://www.fertilab.net/ver_impresion.aspx?id_articulo=310

http://es.wikipedia.org/wiki/Dualismo

http://es.wikipedia.org/wiki/Falso_dilema

http://en.wikipedia.org/wiki/Splitting_(psychology)

http://es.wikipedia.org/wiki/Dicotom%C3%ADa

http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_del_tercero_excluido

http://es.wikipedia.org/wiki/Distorsi%C3%B3n_cognitiva

http://en.wikipedia.org/wiki/Cross-dressing#Analyses

http://en.wikipedia.org/wiki/History_of_intersex_surgery

http://es.wikipedia.org/wiki/Teratolog%C3%ADa

La Mosca Cojonera es blogger, co-creador del grupo Golfxs con principios (grupo que promueve el sexo y afectos no convencionales a través de publicaciones, actividades y servicios), diseñador, traductor y activista. Ha traducido en 2013 “The Ethical Slut”, (llamado “Ética promiscua” en castellano), guía práctica para el poliamor, las relaciones abiertas y otras aventuras, obra de referencia en el tema desde 1997.

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Las Diatribas del Monje Bisexual

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Por Br. Michael C. Oboza (ret)

 

Hace años, estudié mucho sobre Alejandro Magno y sus habilidades innatas para tener relaciones bisexuales consensuales adultas. Me encontré allí. He investigado mucho más. Aunque, me dijo mi profesora lesbiana (que estaba en el armario) de la Escuela Especial de Educación Secundaria, que “no era apropiado hablar de eso.”

 

No obstante, como yo estaba “enclaustrado” en educación especial, leí por mí mismo acerca de Eleanor Roosevelt, Alan Rockway, Josephine Baker, Frida Kahlo, Stephen Donaldson, Brenda Howard “La Madre del Orgullo” y así sucesivamente. En esas numerosas historias, así como en otras, a menudo me encontré un sutil engaño, un trauma psicológico de tachado Bisexual, una manifestación de bifobia. Pero, para mí, la más interesante historia Bi reciente que agradezco es el Informe de la Comisión de Derechos Humanos de San Francisco, Invisibilidad Bisexual: Impactos y Recomendaciones de 2011 y el Informe de bisexualidad de 2012 que salió en UK.

 

Ambos informes muestran independientemente de qué lado, heterosexual o gay, la valla que los separa nos pertenece como bisexuales. Es nuestra valla, porque existen bisexuales sin reparo. Estoy más vivo siendo todo de mí, porque yo existo, con o sin bandera Bisexual. Y ambos informes también me recuerda un poema donde yo vivo en los EE.UU. o no, con el significado.

 

No te pares en mi tumba y llores

Por Mary Elizabeth Frye, 1932

 

Do not stand at my grave and weep

No estoy allí. No duermo.

Soy un millar de vientos que soplan.

Yo soy los destellos de diamante en la nieve.

Yo soy la luz del sol en grano madurado.

Soy la suave lluvia de otoño.

Cuando te despiertes en el silencio de la mañana.

Soy la fiebre rápida que se eleva.

De las aves tranquilas volando en circulo.

Soy las suaves estrellas que brillan en la noche.

No te pares en mi tumba a llorar;

Yo no estoy allí. Yo no muero.

 

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Br. Michael C. Oboza es un Bisexual radical y un retirado monástico del rito oriental ortodoxo católico. Ha recibido elogios del Centro en Halsted, Legacy Proyecto Chicago, y la Fundación Marin por su dedicación a enfrentar la Bifobia. Fue el primer enlace Bisexual cuando se organizó la Programación Bisexual en el Centro de Halsted (COH), trabajó para organizar y anfitrionar “Celebra El Día bisexualidad” en el COH en 2010, 2011, 2013. Un dedicado defensor y partidario de numerosas causas LGBT tanto a nivel local como nacional, Br. Oboza aseguró la aprobación de la emision de el informe LGBT de San Francisco “Invisibilidad Bisexual: Impactos y Recomendaciones” en el Consejo Asesor de la Comisión de Relaciones Humanas en asuntos LGBT de la Ciudad de, recibió el “2011 Michael Page International Award” de la Fundación Marin por sus esfuerzos.

 

 

Fundó la Alianza Bisexual Queer de Chicago (BQAC) en 2010. Uno de sus mejores momentos activismo fué ser el primer Bisexual abierto seleccionado y anfitrión miembro del Comité del Projecto Legacy de Chicago y Legacy Walk, el primer museo histórico del mundo al aire libre de Lesbico, Gay, Bisexual, Transgenero. A partir de 2013, siendo un defensor de la igualdad de matrimonio en las iglesias, que es el primer historiador Bisexual y pionero de Chicago a hablar en el Centro LGBT de San Luis en la importancia radical de la inclusión Bisexual y conducir un taller sobre inclusión Bisexual y Prevención del Suicidio a la Fundación Americana del Medio Oeste de LGBT  en el Simposio de Prevención del Suicidio. A pesar de ser el primer enlace Bisexual de Stonewall de nuevo, el 22 de octubre de 2013, que fue el orador que representaba Bisexual Bisexual Queer Alianza de Chicago, la visibilidad y la inclusión Bisexual en marzo en Springfield, Igualdad en el Matrimonio 2013.

 

 

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SER TRANS EN UNA SOCIEDAD BINARISTA


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A mis 24 años, un 4 de febrero, salgo del armario como chico trans, después de “una carrera como bollera” de unos 4 años (fuera del armario). Mi gran miedo para salir era si las personas de mi alrededor seguirían siendo mis amigxs o mi familia, o si renegarían de mi… El miedo no es otra cosa que la futurización de sucesos que aun no han tenido parte.

 

Al fin tuve la valentía suficiente y la confianza para poder enfrentarme a ello, y salí del armario. 100% de aceptación entre mis amistades, mientras que en el entorno familiar, no. Al salir del armario como trans, tuve que recomponer y darme cuenta de cual es mi orientación, ¿Hetero, gay, bisexual…?

 

Ahora, meses después y a punto de entrar en los 25, con el tratamiento de la testosterona en marcha, sigo sin poder explicar cual es mi orientación, me gustan los hombres y las mujeres, pero ¿Qué es un hombre y qué es una mujer? ¿Un concepto socio cultural? ¿Unos genitales? Porque en este último caso yo sería mujer, por lo tanto el ser hombre o mujer va más allá de tus genitales.

 

Entonces, ¿qué es?.  Cuando me hago estas preguntas me doy cuenta de que si ya veía que la sociedad era binarista en cuanto a hombre y mujer se refiere, nuestro colectivo LGTB también lo es. Los gays son HOMBRES a los que les gustan los HOMBRES, las lesbianas son MUJERES a las que les gustan las MUJERES… y así suma y sigue. Incluso las personas BISEXUALES se identifican como hombres o mujeres a lxs que les gustan hombres o mujeres. Entonces, ¿yo que soy? O incluso, ¿qué es la persona con la que mantengo una relación Me he encontrado varias veces la situación de estar en la cama con alguien y que me pregunte, ¿pero, entonces… qué soy yo? Yo siempre contesto de la misma manera, para mi, PERSONA.
Después de varios años en colectivos LGTB, me doy cuenta de que en el fondo las etiquetas son pura política para conseguir derechos súper fundamentales en nuestra sociedad. Etiquetas que al principio, nos ayudan a entender que es lo que está pasando en nuestro interior, nos ayudan a poner nombre a algo que nos cuesta entender, pero con el tiempo, te das cuenta de que lo que en realidad somos es PERSONAS con ciertas preferencias en una relación con otra persona. Solo eso… PERSONAS.
Por CJ Lobo Leyder.

 

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Naci en Madrid el 11 de noviembre de 1988, he estado en Madrid hasta los 24 cuando decido ir a Palma de Mallorca a seguir la aventura de mi vida y labrarme un futuro. He sido coordinador del grupo Trans en Cogam, he participado en eventos de Arcopoli y de FLGTB. Uno de mis mas grandes deseos es escribir un libro sobre mi visión de la transexualidad en la sociedad y en unx mismx.

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En la base de mucha bisexualidad está la no monogamia

 

Otro de los preceptos de gran parte de la política bisexual moderna es insistir en que ser bisexual y no ser monógame no tienen nada que ver. Es decir, que hay bisexuales monógames, y bisexuales no monógames, igualito que hay heterosexuales monógames y no monógames, o personas con cualquier otra identidad. Aparentemente el comportamiento bisexual nada tiene que ver con la no monogamia. Y la identidad bisexual todavía menos. Simplificándolo, monogamia es con cuánta gente te acuestas, bisexualidad es con qué tipo de gente te acuestas. O con cuánta versus qué tipo de gente te levantas, comes, sueñas o lo que sea.

Esta idea que tienen las políticas identitarias de que hay una evolución desde un pasado tenebroso hasta un futuro perfecto es cuanto menos cómica si miramos al propio devenir histórico de las distintas políticas identitarias. Entre les autoidentificades bisexuales que hacían política en los 70, 80 e inicios de los 90 era bastante habitual la idea de que muches bisexuales lo eran precisamente por su necesidad de no ser monógames y de tener parejas de distinto “sexo” de forma más o menos simultánea. Por ejemplo, solo hay que leer los relatos de un libro como “Bi Any Other Name”, escrito, editado y pensado por completo por activistas bisexuales de aquel período. Esa idea hoy es tabú. En esta supuesta evolución hacia algo mejor que el activismo de corrección política bisexual se ha autoimpuesto en las últimas década y media, la realidad de una enorme parte de las personas que en su día a día se entienden como bisexuales, pero no como activistas y menos todavía como parte del movimiento bisexual, es no solo estigmatizada sino que tachada de falsainexistenteirreal.

No puedo ni contar la cantidad de personas que he conocido fuera del ambiente LGBTQ (vamos, esas personas que viven en el mundo cisheterosexual o en otras subculturas) a lo largo de los años que me han mostrado que precisamente su motivo para denominarse bisexuales eran sus ganas de tener sexo con personas con lo que elles entendían como cuerpos diferentes al mismo tiempo, en la misma temporada o de forma alterna. O lo que vivían como su pasión romántica por lo que entendían como cualidades diferentes en géneros/sexos diferentes. Vamos, personas que no solo no dicen ser ni homosexuales ni heterosexuales, sino que se afirman bisexuales  PORQUE entienden precisamente necesitar/desear /sentir amor y/o sexo de varios tipos, con varios tipos de cuerpos que leen como diferentes y a menudo de forma simultánea o muy cercana en el tiempo.

Muches activistas bisexuales del movimiento moderno se quejan constantemente de lo difícil que es atraer a otres activistas que abiertamente se declaren bisexuales y hagan política bisexual. De lo difícil que es sacar a la gente del armario monosexual. Sin duda hay muchos factores que influyen en esto, desde la bifobia internalizada hasta el desconocimiento de un movimiento activista bisexual separado. Pero para mí hay otro factor que me parece que no se menciona: el propio movimiento activista bisexual aliena a una (me atrevería a decir sin tener más base que mi propia experiencia y mis lecturas que gran) parte de las personas que se identifican bajo esa etiqueta al rechazar sus estilos de vida, los motivos de su identificación con la etiqueta, los sentimientos que asocian con esa bisexualidad que mencionan al autodefinirse, los deseos que esconden comportamientos que entienden como bisexuales por miedo a ser ridiculizades y un largo etcétera.

Con tanto eslogan estilo “bisexual no confuse”, “bisexual monógame”, “bisexual no promiscue”… ¿quién se extraña de que todas esas parejas que me escriben en las páginas de contactos y que desean echar polvos con personas de varios géneros/sexos no quieran hacer activismo que no les representa? ¿Quién se sorprende de que la persona que se entiende como mujer con un novio y se enamora de su amiga y siente confusión con ello pero que no obstante acaba teniéndola como amante secreta no tenga ganas de hacer activismo anticonfusión promonogamia? ¿Quién se espera que el típico macho con una familia heterosexual en casa, que busca culos peludosy pollas que le taladren en los parques no crea que los intereses de la comunidad bisexual no son los suyos cuando se cruza con un folleto sobre”identidades bisexuales”? Por no extrañarme, no lo hace ni que no quieran usar esa etiqueta bisexual públicamente si es asociada a todo ese dogmatismo identitario que no creen que forme parte de sus vidas.

Pero entonces la pregunta es: ¿por qué niega la política de la mayoría de les activistas bisexuales la existencia de este factor que para tantas personas con autoidentidad bisexual es completamente definitorio de esa etiqueta y de su elección de la misma en lugar de otras etiquetas?

Voy a volver a algo que creo que ya he dicho en otros sitios en mi blog y que creo que voy a repetir muchas veces. El motivo que yo veo es esencialmente uno: la política identitaria LGBT, aunque en este caso sea solo la de la B, es una política de tolerancia, de normalidad, de “acéptame porque soy normal, igualite a ti”, de valores conservadores de clase media, de miedo a la sexualidad y actitud sexo-negativa. Y sobre todo, de crear normatividades. En este caso, binormatividad que dice cómo les verdaderes bisexuales se tienen que comportar, entender, definir, expresar, identificar y demás para ser parte del grupo.

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Por Lille Skvat

Artículo original extraido de

http://niqueernilgbt.blogspot.com.es/2013/05/en-la-base-de-mucha-bisexualidad-esta-la-no-monogamia.html

http://lilleskvat.blogspot.com/

http://niqueernilgbt.blogspot.com/

http://perkerendk.blogspot.com/

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“Genderqueer” y bisexual

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Por José S. Cabrera Pérez

¿Pero entonces como vas a ser genderqueer y bisexual eso es contradictorio? 

Bisexual es quien le gusta ambos sexos y genderqueer significa que es una persona.

 

Todavía seguimos confundiendo la  identidad sexo/genérica con la  orientación sexual y/o romántica. 

 

1) Aclaramos la definición de genderqueer (queergénero o género queer)

Genderqueer es un termino paraguas que engloba distintas identidades como intergénero, agénero, bigénero, pangénero, género fluido, y otras identidades, son términos generales para aquellas personas que tienen identidades de género que se sale del sistema binario “hombre o mujer”. Las personas que se identifican comogenderqueer, pueden verse a sí mismos como hombre y mujer (bigénero), como ni hombre ni mujer y ninguna otra categoría de tercer sexo/género (agénero y/o neutr*), o en cambio un intermedio entre ambas categorías hombre y mujer (intergénero), o como una tercera categoría aparte que engloba varias de estas categorías (pangénero). Algunas personas tienen características físicas asociadas solo a un sexo, otras tienen cuerpos catalogados como intersexuales y otras personas tienen cuerpos en proceso de modificación.

 

Es decir, una persona genderqueer es cuando una persona presenta una o más  de estas cinco categorías:

  1. Personas que se  sienten hombre y mujer (bigénero), o entre hombre y mujer (intergénero).
  2. No me siento ni hombre ni mujer ( agéneroneutrois).
  3. Su identidad de género se mueven entre dos o más géneros (génerofluido -genderfluid-)
  4. Tercer género o de otro tipo de género (incluye a aquellos que prefieren utilizar el termino “genderqueer” o “no-binario” para describir su género sin usar otra etiqueta)
  5. “Personas que su identidad de género y su orientación sexual están  interconectadas ”( girlfags “chicas maricas” guydykes “chicos bolleras” )

 

A veces se define genderqueer como una categoría no binaria distinta al resto y no como un termino paraguas, como a veces pasa con el termino bisexual.

 

Para mi es un espacio identitario abierto para todas aquellas personas que no entran y/o no quieren entrar en la categoría hombre o mujer en su totalidad (aunque esas categorías de hombre o mujer presenten  otras masculinidades, feminidades o androginias) independientemente si queremos expresarlo a través de los roles e independientemente si queremos o no modificar nuestros cuerpos.

 

La identidad de género no necesariamente tiene que interferir en la orientación sexual, una personagenderqueer no tiene porque identificarse como pansexual, al igual que una persona agénera y/o neutratiene porque identificarse como asexual,… cualquier persona puede tener cualquier orientación sexual e identidad de género.

 

2) Aclarando la definición de bisexual

 

  1. Es la persona que siente atracción romántica, afectiva y/o sexual por personas de ambos sexos (presuponiendo la cisexualidad de ambos sexos). Definición binaria y cisexista. 
  2. Es la persona que siente atracción romántica, afectiva y/o sexual por personas de ambos sexos (independientemente de que sean o no personas cisexuales, transexuales e intersexuales).Definición binaria
  3. Es la persona que siente atracción romántica, afectiva y/o sexual por personas independientemente de su sexo/género. Definición no binaria. 
  4. Es la persona que siente atracción romántica, afectiva y/o sexual por personas de sexos/géneros iguales y parecidos y por personas de sexos/géneros distintos. Definición no binaria.
  5. 5.    Es la persona que siente atracción romántica, afectiva y/o sexual por personas de más de un género o sexo, no necesariamente en el mismo momento, de la misma manera ni al mismo nivel. Definición binaria y no binaria, termino paraguas para todas las personas no monosexuales que quieran estar bajo él. 

 

3) ¿Se puede ser genderqueer y bisexual?

 

La respuesta es sí, ya que son dos cosas bien distintas. Incluso si tu bisexualidad es binaria puedes tener una identidad de género no binaria.  Antes de presuponer que ambas cosas tienen que ser binarias, o por el contrario, ambas cosas tiene que ser no binarias, pregúntale a la persona primero que significa genderqueer y/o bisexual para ella.

 

Fuentes:

 

Genderqueer Identities

http://genderqueerid.com/what-is-gq

Non binary. Imágen de identidades no binarias.

http://nonbinary.tumblr.com/

Grupo Facebook: Genderqueer (Castellano)

https://www.facebook.com/groups/intergenero/

Paraguas Bisexual de Lille Skvat

http://laradicalbi.wordpress.com/2013/08/27/primerparaguasbililleskvat/

Paraguas bisexual de Shiri Eisner (Traducción la Mosca Cojonera)

http://laradicalbi.wordpress.com/2011/12/05/paraguas-bisexual-the-bisexual-umbrella/

Reflexiones en torno a la pansexualidad I

http://laradicalbi.wordpress.com/2011/11/01/reflexiones-en-torno-a-la-pansexualidad/

Reflexiones en torno a la pansexualidad II

http://laradicalbi.wordpress.com/2013/08/27/primerparaguasbililleskvat/

 

 

Nací en Tenerife el 21 de Diciembre de 1986. Soy Técnico en Integración Social (TIS) y activista Bisexual. He formado parte de varias asociaciones y grupos LGBTIAQ, como la Asociación de personas Transexuales de Tenerife (Apertura), la Asociación de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Trans e Intersexuales de Canarias (Algarabía) y por lo tanto también de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), actualmente estoy en los grupos STOP Bifobia y Genderqueer en facebook.

Mi interesa temas relacionados con el no binarismo: orientaciones no monosexualesbisexualidad* (bisexualidad, polisexualidad, pansexualidad, omnisexualidad,…) e identidades genderqueer.

 

De vez en cuando escribo en mi blog: La Radical Bi* http://laradicalbi.wordpress.com

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Bisexualidad: La hija rebelde y su herencia.

 

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La bisexualidad cuenta con una larga trayectoria como concepto teórico y como realidad social, no obstante sigue siendo cuestionada, ocupa un “segundo plano” y su credibilidad aún está en cuestión. Nuestros referentes sexuales parten de la heterosexualidad como norma, tanto que ni siquiera existía la necesidad de nombrarla, simplemente se hablaba de sexualidad. Cuando se construye culturalmente el concepto de orientación sexual se admite que existen variantes, una norma y una desviación de la norma, la heterosexualidad frente a la homosexualidad. Se hereda una estructura polar, propia de la cultura juedo-cristiana ( bueno/malo, alma/cuerpo, amor/sexo, hombre/mujer, masculino/femenino…) esta visión dicotómica se basa en polos opuestos e incompatibles. Sobra decir que esta estructura es limitante, sesgada e interesada ideológicamente. El origen de la dicotomia judeocristiana está en lo “bueno” frente a lo “malo”, y herederos de esta oposición se construye todo un árbol de conceptos, que tienen en común que uno  de ellos define la norma, lo deseable, lo adecuado, lo bueno. El amor es bueno, el sexo malo, lo masculino valioso, lo femenino no, el alma es buena el cuerpo corrupto, etc. es importante reconocer que el espejo heterosexual/homosexual es fruto de esta cadena de conceptos. La heterosexualidad es lo bueno, lo sano, lo deseable, lo apropiado, lo correcto…la homosexualidad es la otra parte. Es evidente que estos razonamientos son muy poco “razonables” desde la mirada cultural actual, no obstante es necesario recordar el origen de nuestra forma de entender las cosas y de nombrarlas.

 

La bisexualidad es el tercero en discordia en el juego heterosexual/homosexual, aporta la frescura de los jóvenes y se atreve a cuestionar la norma básica, la estructura dual. La orientación sexual deja de ser polar, hombre o mujer dejan de ser opciones obligadas e incompatibles. De hecho desinfla bastante el sentido del propio concepto de orientación sexual. Si se reconoce la bisexualidad se incumple una estructura de dos polos incompatibles y obligatorios, y esto tiene graves consecuencias culturales. Si no son ciertos los polos y las cosas no son “ni blancas ni negras”, nuestra propia estructura moral se ve amenazada; las cosas son buenas frente a malas, correctas versus incorrectas, adecuadas o inadecuadas… Una aceptación profunda de la bisexualidad implica revisar toda nuestra estructura moral y cultural.

El nacimiento, la defensa y progresiva consolidación de la bisexualidad, se enmarca de lleno en la revisión postmodernista del ser humano y en concreto de nuestra faceta afectivo-sexual. Este concepto refleja visiblemente los fundamentos de la mirada postmoderna:

 

-Es antidualista: La estructura dualista de la cultura occidental limita el pensamiento (bueno/malo, hombre/mujer, amor/sexo), el postmodernismo defiende las perspectivas de pensamiento que quedan fuera de un planteamiento polar o dicotómico.  Además valora y promueve el pluralismo y la diversidad.

-Es irrespetuosa: Los textos históricos y las huellas de otras épocas, según el post modernismo, no son una herencia descriptiva de la realidad, ni una “prueba”, sino un producto elaborado y sesgado por los grupos en el poder. Anima a cuestionar, lo que se nos enseñó a no cuestionar.

-Da importancia de las palabras:  El lenguaje y la realidad interaccionan, nuestra forma de pensar crea palabras y nuestro lenguaje afecta en como nos relacionamos con la realidad. Pone atención en como el lenguaje condiciona nuestro pensamiento y nuestras emociones.

-Y promueve el relativismo:  El post modernismo defiende que no existen las verdades absolutas, que accedemos a la realidad con limitaciones y que la verdad es relativa.

 

Estas premisas originan la necesidad de crear espacio para una nueva palabra y una nueva realidad.

 

La bisexualidad, en apariencia el “hermano pequeño” de las orientaciones sexuales, resulta ser un término revolucionario y transgresor, de repercusiones tan profundas que es necesario cuestionarlo y reducirlo a lo anecdótico. La bisexualidad ha sido domesticada a base de golpes.

 

La inclusión de la bisexualidad como una realidad y como un concepto válido, implica el cuestiona miento de otras polaridades básicas que estructuran la visión de nuestra sexualidad. La más importante, está tan interiorizada que nos cuesta verla pese a su descarado protagonismo. En la polaridad cuerpo/ alma, sexo/amor, hablamos sobre el sexo, sobre la orientación sexual, y conceptualizamos y nombramos la realidad. A una persona que se siente atraída, se enamora, se vincula, se empareja, forma familia y comparte un proyecto vital con alguien de su propio sexo lo llamamos homosexual, si es del sexo opuesto heterosexual. Bien, enamorarse, la admiración romática y estética, los afectos, los vínculos, la pareja y la familia…no son relevantes. Lo importante, lo que estas palabras quieren separar en esquinas opuestas, es una conducta sexual no valida: la distinta a la heterosexualidad. No se habla de homoafectividad o de heteroafectuvidad, nuestra faceta afectivo-sexual, es sólo sexual. El amor/sexo es una polaridad sin integrar, no se juntan. La bisexualidad es también heredera de esta limitación, pero al ser la hermana pequeña le toca menos herencia, “me enamoro  y siento atracción por una persona por lo que me hace sentir, no por ser hombre o mujer”, este tipo de afirmaciones frecuentes en la realidad bisexual, casi sin darse cuenta están rompiendo de un sólo golpe otra de las grandes cadenas de nuestra educación, el amor y el sexo no son polos opuestos, se tocan, se relacionan y se pueden integrar.

 

De entre las orientaciones sexuales la bisexualidad es la menos “sexual”, jugando con las palabras es una orientación “afectivo-sexual”.

 

Amor y sexo bisexual, son una realidad  y una oportunidad para desarrollarse, en los afectos y la erótica. En la forma de relacionarse, de quererse y vincularse , pero también en la forma de jugar el deseo el morbo y el placer sexual. Los modelos heterosexuales clásicos se quedan pequeños, pero también la realidad homosexual es ajena. Una vez más la suma de las partes da un resultado distinto a cada una de las partes, la bisexualidad no es juntar la heterosexualidad y la homosexualidad. Ni en su sexualidad ni en sus afectos. La persona bisexual, lo quiera o no, transgrede estructuras previas y forma parte de un cambio sociocultural.

 

Nuestra cultura “regula” nuestra intimidad y establece un referente de unión afectiva, sexual y de crianza: El matrimonio. En su origen es un contrato legal, propio de una clase social alta, “una institución que atiende a la perpetuación y mantenimiento de unos bienes en el seno de un grupo familiar y que se diferencia de otro tipo de uniones regidas por el amor o por los encuentros sexuales” (Luis Carbajal 2012). Es un contrato de tipo patrimonial. Sólo a partir del siglo XII empezó a a tomar forma la idea de que el “amor y el matrimonio” podían ir juntos, y en el siglo XVIII se empezó a pensar que el enamoramiento podía ser una razón para el matrimonio (Coontz 2006). En el siglo XIX se consolida  el amor como la razón más valorada para motivar esta unión. Y es únicamente en el siglo XX cuando se incluye  la expectativa de satisfacción sexual.

 

El matrimonio es un contrato mercantil, al que se ha añadido la faceta amorosa y sexual.

 

El matrimonio es también un Sacramento, pero en sus inicios la Iglesia se oponía al matrimonio y a cualquier forma de sexualidad, transigió progresivamente bajo la presión de una clase económica poderosa, que buscaba tanto el reconocimiento legal como el visto bueno de la Iglesia. El catolicismo regulaba la sexualidad promoviendo el celibato como principal virtud. “constituía el modo de vida privilegiado tanto para mujeres como para varones, y a el se aspiraba individualmente y en comunidades, con abierto desdén respeto a la familia tradicional” (Boswell 1996), la pareja estable y la familia no eran en absoluto valoradas en el seno de la Iglesia.  Varios Concilios dejan huella de las luchas internas en el apoyo al matrimonio y su posterior instauración como sacramento.( Matrimonio teología y vida, A. Millares). No debemos olvidar además que  inicialmente la Iglesia rechazaba el matrimonio heterosexual por estar basado en intereses patrimoniales y  validaba la unión entre personas del mismo sexo (muy común entre religiosos), sin efecto patrimonial y motivadas por los sentimientos. (Luis Carbajal 2012). No es exclusiva de la heterosexualidad ni como contrato ni como sacramento.

 

El matrimonio regulaba la sexualidad únicamente en sentido reproductivo para garantizar herederos legítimos. Su origen no habla de fidelidad sexual o afectiva, sino de exclusividad de herederos (de hecho era habitual tener compañeros/as sexuales y afectivos ajenos al matrimonio y engendrar hijos/as “ilegítimos”). Cuando la Iglesia acepta el matrimonio, anima al celibato y admite únicamente el sexo con fines reproductivos. El enorme peso de la exclusividad y fidelidad sexual en nuestra cultura tienen su origen en un contrato que regulaba las herencias. Además crea un referente sexual reproductivo, (el placer estaba penalizado) y un sistema de valores donde procrear da un mayor estatus a una pareja, se coloca como el fin natural de la unión matrimonial.

 

El matrimonio implica la unión de por vida, pues se unen don familias no dos personas.  Y los derechos de los contrayentes no siempre han sido valorados. La voluntariedad y libre elección, la motivación amorosa, la adultez de los contrayentes y la igualdad de derechos son elementos tremendamente recientes en la historia del matrimonio.

 

El matrimonio era una unión de por vida y su ruptura implicaba graves consecuencias, en ocasiones ni siquiera era posible ejecutar una “redistribución” de poder y patrimonio. Por ello existe una fuerte censura a la ruptura, que no responde a razones afectivas ni modelos de vinculación, sino a sus consecuencias patrimoniales. Sin embargo encontramos aquí el origen de nuestra valoración de la “pareja estable” como modelo ideal de vinculación y la sensación de “fracaso y culpa” cuando una relación de pareja termina.

 

El matrimonio es nuestro principal referente en la construcción social e íntima de pareja y familia. Pero lleva implícita la perpetuación de una serie de valores y normas originadas en intereses patrimoniales,  (y más tarde  re-formuladas desde la moral religiosa), que poco o nada tienen que ver con las necesidades de una unión afectiva entre personas. Sin entrar en polémicas, hay señalar que el modelo de pareja-matrimonial adolece de fuertes limitaciones.

 

La pareja-matrimonial está diseñada para dos personas, preferiblemente de distinto sexo, con intención reproductiva, fidelidad sexual, convivencia, apoyo mutuo-fusión y proyecto común, además con la intención de ser una unión de por vida. Evidentemente este modelo de vinculación no es válido para todos/as. Hay muchas formas de pareja, no siempre son dos, no siempre son de distinto sexo, no siempre son estables, no siempre tienen intención reproductiva, no siempre mantienen la fidelidad sexual, no siempre conviven ni se fusionan, etc.

 

Nos enfrentamos a una aventura hermosa al vivir una intimidad distinta a las normativas. Es una oportunidad y una responsabilidad explorar nuevas tierras donde los mapas no nos valen. Os animo al respeto a los que vinieron antes y hicieron parte del camino que nos ha permitido estar donde estamos, junto con la valentía y responsabilidad de elegir la forma de andar vuestro propio camino.

 

La pareja no es una tarea, no hay objetivos ni modelos a cumplir.

Es un camino único y por construir.

 

«No hay modelos ideales para ser feliz en la pareja, solo hay libertad para inventar uno propio». (Joan Garriga 2013).

 

Juan Macías

www.psicologojuanmacias.es

 

Juan Macías. Psicólogo – Terapeuta sexual y de pareja.

Máster en Terapia Cognitivo Conductual,

Máster en Terapia Sexual y de Pareja,

Máster / Especialista en Sexualidad Humana,

Formación en Terapia Gestalt (EMTG).

 

Especializado en población LGTB desde 1998, 17 años de experiencia en la clínica privada y en asociaciones y entidades LGTB.

 

Inicié mi trayectoria como psicólogo en la asesoría del COGAM, que coordiné durante 5 años, más tarde colaboré con el grupo Les-Hom, el primer gabinete especializado en LGTB en Madrid y les acompañe durante 7 años, luego participé como responsable en los estudios de mercado para publico gay que se han hecho a nivel nacional, con Arcoiris Consultores, también en famoso estudio de Conducta Sexual en Homosexuales, para la Federación Estatal. Fui el primer psicólogo del Programa de Información y Atención a Homosexuales, Bisexuales y Transexuales de la CAM, durante 4 años, puesto que dejé hace unos años para continuar con mi trabajo en  mi otra pasión la terapia de pareja y los menores, con mas de 10 años de experiencia en Servicios Sociales, en el Área de Familia e Infancia, también en el  Ayuntamiento ( violencia familiar y violencia de género y también  intervención con personas que ejercen maltrato), he coordinado un  PEF ( Punto de Encuentro Familiar) y varios programas preventivos para menores…

 

Desde hace un par de años me dedico en exclusiva a la psicoterapia en mi propio despacho en el centro de Madrid.

 

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Cómo salir del armario como Bisexual

 vicky

Las personas bisexuales estamos acostumbradas a leer artículos, ir a charlas, etc. que hablan sobre salir del armario. Escuchamos atentamente, pensando que quizás esta vez nos digan algo nuevo y que podamos aplicar en nuestras vidas. La mayor parte de las veces, los consejos que recibimos acerca de cómo salir del armario suelen ser para lesbianas o gays. Y a la hora de tratar de comentar con ellas y con ellos porqué no nos ayuda, casi nunca tenemos la respuesta que esperábamos. Por eso he decido dar claves para tener una buena salida del armario específicamente para personas bisexuales. Pero antes, creo que conviene aclarar qué cosas no nos funcionan y porqué.

 

 

 

Malos consejos para salir del armario si eres bisexual

 

  1. Menciona a tu pareja del mismo sexo

Porqué no funciona: Dentro de la cabeza de la mayoría de la gente hay dos posibilidades. O eres hetero o eres homosexual. Si estás con una persona del mismo sexo, entonces es que eres homosexual. Es muy raro que alguien se pregunte si eres lesbiana o gay o bisexual. Estarás entrando en un nuevo armario, lo cual puede ser confuso y frustrante.

 

Además, de lo que muchas personas no se dan cuenta es de que la mayoría de las personas bisexuales tienen relaciones con personas del sexo opuesto, por lo cual no existe esa posibilidad para ellas. Tampoco funciona hablar de exes de ambos sexos, ya que los esquemas mentales binarios funcionan de la misma manera, pensarán que antes eras lesbiana/gay y ahora eres hetero -o que no puedes decidirte.

 

Este consejo también invisibiliza a las personas que no se identifican con ninguno de los dos géneros (ej. Personas genderqueer).

 

  1. Muestra banderas del arcoiris u otra simbología LGTB

Como ya comentamos, nuestra realidad está invisibilizada, por lo que si tienes simbología LGTB pensarán que o bien eres homosexual o que les apoyas como aliada o aliado (lo cual suele ser bastante común si saben que tienes una pareja que interpretan es del sexo opuesto).

 

  1. Utilizar banderas bisexuales y otra simbología bisexual

Puedes decir, vale, en ese caso vamos a utilizar simbología bisexual. Voy a poner una bandera bisexual en mi mesa del trabajo y a llevar una pulsera con los colores bisexuales. La realidad es que ni siquiera la mayoría de la gente LGBT, incluso la mayoría de la gente bisexual conoce estos símbolos, por lo que lo más seguro es que pasen desapercibidos.

 

Como hemos visto, el principal obstáculo es la invisibilización y el hecho de que en la mayoría de los casos, si bien la gente sabe lo que es una persona bisexual no se esperan encontrarse a una, o no piensan en ella como una orientación real, ya que no entra en los esquemas binarios. ¿Qué podemos hacer ante esto?

 

Cosas que sí funcionan

 

  1. Decir que eres bisexual

No hay nada que puedas decir que haga que una persona no activista deduzca que eres bisexual, por lo que lo mejor que puedes hacer es decirlo claramente y sin equívocos. Incluso decir cosas como “me gustan las chicas, pero también me gustan los chicos” puede ser interpretado por la gente de diferentes maneras -que en realidad eres homosexual y no lo admites, que estás en transición, o que eres hipersexual y por eso te da igual con quién te acuestas-. Pero, desgraciadamente decir que eres bisexual no es suficiente. También tendrás que…

 

  1. Mantener y repetir que eres bisexual

La bisexualidad no entra en los esquemas de la gente, para bien o para mal. Lo que no encaja en nuestros esquemas mentales es difícil de recordar. Es un mecanismo mental bien conocido y no es culpa de quien lo padece. Lo que suele pasar es que alguien te clasifica mentalmente como hetero o homosexual, a pesar de haberte oido bien la primera vez, porque es de la única manera en la que le puede dar sentido a la situación. Luego cuando recuerda recuerda su clasificación y no lo que tú dijiste. Además, al no entrar en sus esquemas y no tener códigos acerca de cómo relacionarse con personas bisexuales, el tema es bastante incómodo para la persona que lo escucha. Por lo tanto, además de repetirlo hasta que sus esquemas cambien, conviene

 

  1. Decirle a la persona lo que esto significa para ella

La mayoría de la gente, aunque parece mentira, se siente invadida o criticada por cualquier cosa que se salga de la norma. Sobre todo tienen miedo de estar haciendo las cosas mal o de meter la pata en el futuro. Así que lo mejor es ponérselo fácil y decirles:

 

a)                           Por qué les estás diciendo que eres bisexual: Me refiero a tus razones personales. ¿Quieres su apoyo? ¿Quieres poder expresarte libremente? Explícalo todo lo mejor que puedas y si puedes, pon ejemplos. La mayoría de la gente no entiende la discriminación hacia la gente LGBT y mucho menos hacia las personas bisexuales, por lo que si puedes explicarlo, pero de una manera que no les acuse a ellas ni a otras personas de su entorno por adelantado, mucho mejor.

 

b)    Qué esperas de esa persona ahora que lo sabe: Mucha gente se pregunta si le estás acusando de homofobia, si les estás entrando, etc. La mayoría piensa que no es relevante para ellas, porque no te quieren discriminar, así que no entienden qué esperas que hagan con esa información que a ti te parece tan importante. Lo mejor es tener un par de frases listas para explicarle lo que te gustaría que hiciera, o incluso lo que te gustaría que no hiciera.

 

Lo importante también es que hagas esto sin ponerte a la defensiva. Si hay una discrepancia entre tu lenguaje corporal y lo que estás diciendo, la otra persona escuchará primero a tu lenguaje corporal, por lo que sentirá atacada y posiblemente acusada de homofobia o bifobia, lo cual es terrible si estás tratando de ganar aliados.

 

Aquí tienes un ejemplo de esta fórmula aplicada al trabajo:

 

Hola, María. Quería comentarte que soy bisexual. Llevaba tiempo pensando en contártelo porque sentía que estaba escondiendo algo y así no podía estar 100% a gusto. También me ha pasado en algunas ocasiones que la gente se ha puesto en mi contra cuando se ha enterado, porque han pensado que me iba a acostar con gente de la oficina o porque no entendían porqué “no me decidía”, pero en realidad yo tengo relaciones muy parecidas al resto de la gente y ya sabes que soy una persona decidida y con los pies en la tierra, como cuando me puse firme con el proyecto la semana pasada. El hecho es que quería comentártelo porque no quiero mantenerlo como un secreto y quería saber si podía contar contigo para apoyarme si oyes comentarios al respecto, porque pueden ser muy destructivos para el ambiente de trabajo y la verdad es que la orientación sexual no de alguien no es algo que afecte al trabajo. ¿Qué me dices? ¿Puedo contar con que vas a defenderme si oyes comentarios? No tienes porqué echarle la bronca a la gente, sólo recordarles que lo que dicen va en contra de nuestras políticas de no discriminación.
A continuación, deja que la persona te haga preguntas y mantén la calma todo lo que puedas.

 

Sé que hacer esto suena fuerte y difícil. Requiere que te muestres como una persona vulnerable. Salir del armario despierta muchos sentimientos, la mayoría desagradables. Lo importante es que tengas paciencia contigo misma, escuches tus sentimientos sin dejarte llevar por ellos y no los traslades a la otra persona. Cuando se haya acabado la conversación podrás procesarlo todo y enfadarte, llorar o dar saltos de alegría.
Recuerda que la aceptación plena es bastante rara. Pero que no den saltos de alegría no significa que no te hayan oido o que no vayan a tomar nota. Recuerda porqué lo haces. Si es para ser más tú, ya puedes serlo. Ahora, salir del armario es un proceso, por lo que esta puede ser la primera conversación de muchas, incluso con la misma persona., sobre todo si es una persona cercana La buena noticia es que cada vez es más fácil.

 

Victoria Rosa

www.umbrellacoaching.com

 

Victoria Rosa es una coach dedicada a ayudar a las personas LGTB a diseñar y alcanzar vidas plenas. Su misión es conseguir no sólo vidas mejores para nuestro colectivo, sino vidas prósperas y llenas de alegría, como manera de conseguir mayor justicia social. Porque de eso se trata, ¿no? También trabaja con personas que están empezando su caminar por el poliamor y las relaciones abiertas. Originaria de Madrid, comenzó su activismo bisexual y LGTB en España hace casi una década y lo continúa actualmente en Londres, donde está establecida.

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LAS ACTITUDES SEXUALES Y EL EROTISMO

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Por Cristóbal “Pozy” Calvillo.

 

 

La sicología conductual nos dice que para cada estímulo específico hay una respuesta apropiada, este hecho también puede aplicarse al mundo de la erótica dentro de la sexualidad humana, en el sentido que todos nosotros reaccionamos de forma específica hacia los diferentes estímulos sexuales del cual pueden inhibir o incrementar nuestro deseo sexual.

 

A este tipo de respuesta a lo que los teóricos llaman como “actitudes aprendidas frente a los estímulos sexuales”, dicho término se refiere a la disposición de responder a señales o estímulos eróticos y sexuales, y del cual nosotros evaluamos dicho estímulo sobre una dimensión que va desde lo positivo (placentero) a lo negativo (adversivo), es decir, es la forma en cómo reaccionamos ante diferentes estímulos sexuales del cual puede ser placentero o no placentero para nuestro erotismo.

 

Cuando la actitud sexual es negativa es llamada erotofobia, y cuando es positiva es llamada erotofilia. Esto quiere decir que la erotofobia es el rechazo a estímulos erótico-sexuales, mientras que la erotofilia es el acercamiento a dichos estímulos.

 

Todos tenemos un cierto “nivel” de actitudes sexuales, y en cada “nivel” existe un continuo.

 

Al parecer este mecanismo es construido a través de las experiencias positivas y negativas vinculadas a la sexualidad en los diferentes momentos de nuestras vidas, y la combinación de esas experiencias sexuales, emocionales, eróticas y físicas, hace que reaccionemos a estímulos eróticos de cierta manera.

 

Así también, varias investigaciones han encontrado que las actitudes sexuales de una persona son asociadas con las percepciones y el comportamiento. Por lo que las personas que son erotofobicas tienen formas de pensar de manera conservadora en relación con la sexualidad, y tratan de evitar estímulos y comportamientos sexuales. En comparación, las personas erotofilicas que son sexualmente más liberales y están más dispuestas a experimentar estímulos y comportamientos sexuales.

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Cada persona establece su equilibro frente a su “nivel” de erotofilia y erotofobia, es decir, cada persona establece hasta dónde puede llegar su erotismo y hasta dónde no, este equilibrio puede variar de persona en persona.

 

Lo importante es que seamos felices y estemos en armonía con nuestra forma de experimentar la erótica y de vivir nuestra sexualidad sin que haya ningún problema. Recordemos que todos somos seres sexuales y que todos tenemos la decisión de cómo vivir, y si queremos o no ejercer, nuestra sexualidad. Por lo que se recomienda el respeto hacia las diferentes formas de experimentar la erótica.

 

En conclusión, es trascendental saber qué nos atrae sexualmente para poder aprender cómo funciona nuestra erótica, ya que con el más mínimo estímulo puede incitar nuestro deseo sexual y ponernos al cien, así también, es importante conocer qué no nos excita, de esta forma podríamos potencializar nuestra erótica y disfrutar de un buen sexo.

 

Además, es bueno recordar que a veces lo que nos excita puede que no excite a la otra persona y eso es respetable, así como, lo que para uno es erótico para nosotros no resulte serlo.

 

Y es aquí donde la comunicación sexual clara y honesta siempre ayuda.

 

Gracias por su tiempo amables lectores y lectoras, les envío un abrazo sexológico para todos y todas, y felices orgasmos.

 

 

Pozy.

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Para ti, ¿qué son las orientaciones sexuales?

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De manera introductoria, el filósofo Maurice Merleau Ponty decía que hablar de la sexualidad humana es hablar de la esencia misma del ser humano.

Por ello mismo, puedes darte cuenta que tu sexualidad, y la de todos se construye a través de la interacción entre las personas y las estructuras sociales y que el desarrollo pleno de la sexualidad es esencial para el bienestar individual, interpersonal y social teniendo como fin una relación armoniosa con nuestra comunidad así como con los demás.

El filósofo griego Aristóteles decía que el ser humano es un ser sociable, con base a esto se podría decir que necesitamos de otros para nuestro bienestar afectivo, psicológico y emocional.

Los seres humanos somos capaces de manifestar cariño y amor hacia las demás personas, y aunque probablemente sea algo innato, esto refleja lo importante que es el sentirnos queridos y deseados por aquellas personas con las cuales forjamos un vínculo emocional y sentimental, que nos lleva a la búsqueda de la pareja con el fin de establecer una relación afectiva-emocional.

A partir de esta selección, las personas bisexuales en la búsqueda de la pareja podemos discernir en cuál persona se depositaría este amor según nuestras características afectivas-románticas, por lo que es importante conocer las diversas formas en las cuales se expresa la orientación del deseo romántico, llegando así a la diversidad sexual en el plano afectivo-romántico.

Desde el punto de vista psicológico, la orientación sexual se refiere a un patrón del deseo de carácter emocional, romántico y/o sexual dirigido hacia hombres, mujeres, ambos, ninguno y a personas que van más allá de la dicotomía del género-sexo.

Así también la orientación sexual se refiere al sentido de identidad de una persona basado en el deseo, comportamientos relacionados y afiliación dentro de una comunidad donde se comparte estas atracciones con otros semejantes, es decir, la orientación sexual es el modo en que la persona se entiende así mismo como un ser que se relaciona sexual y/o románticamente, además la orientación sexual de cada individuo es una combinación única de atracciones, comportamientos y, fantasías de carácter sexual y romántica.

Estas orientaciones sexuales se agrupan en 3 grupos principalmente, según las investigaciones científicas, estas pueden ser:

  • Homosexual (gay/lesbiana), definido como la atracción emocional, romántica o sexual hacia personas del mismo sexo.
  • Bisexual, definido como la atracción emocional, romántica o sexual hacia cualquier sexo o género (de forma paralela o no).
  • Heterosexual, definido como la atracción emocional, romántica o sexual hacia personas del sexo contrario.

De manera importante, cabe mencionar que, la heterosexualidad y la homosexualidad se pueden categorizar como atracciones “monosexuales”, este término se refiere a la atracción hacia miembros de un sexo (dependiendo del caso).

Las investigaciones realizadas durante varias décadas han demostrado que la orientación sexual se extiende a lo largo de un continuo, de la atracción exclusiva al otro sexo a la atracción exclusiva del mismo sexo o viceversa.

Esto quiere decir que por ejemplo, supongamos a una persona heterosexual experimenta sexual y eróticamente con alguien de su mismo género y le gustó, entonces esta persona (dependiendo de sus actitudes sexuales) va a seguir (o no) teniendo encuentros sexuales con personas del mimo género sin dejar de seguir teniendo encuentros sexuales con personas del género opuesto (y es aquí donde la persona estaría teniendo una vivencia bisexual, puesto que ha tenido varios encuentros con ambos géneros en donde va más allá de lo plenamente sexual, entonces ya estaríamos hablando de algo en relación con lo emocional y afectivo, la capacidad de sentir cariño hacia otra persona). Y como cada persona es un mundo, con su particular forma de pensar, y su forma tan individual de vivir la sexualidad, supongamos que esta persona se dejará llevar por sus emociones y preferencias sexuales pudiendo llegar a una orientación exclusivamente homosexual o seguir permaneciendo dentro de la orientación bisexual (y recordamos que la bisexualidad, como decía Kinsey, no solo es 50-50, ¡claro que no! hay muchos matices dentro de la bisexualidad y todos son dignos de vivirlas).

A este rango de comportamientos y atracciones han sido descritos en varias culturas y países alrededor del mundo. Muchas culturas usan estas categorías de identidad sexual para describir a personas que expresan estas atracciones, sin embargo, desde la perspectiva psicológica y sexológica, las orientaciones sexuales (o la orientación del deseo sexual para ser más específico) pueden ser dinámicas a lo largo del tiempo y se recomienda que no se atribuyan estas categorías de forma impositiva, puesto que la sexualidad de cualquier persona está hecha para enriquecerla de forma satisfactoria sin ser criticada, discriminada, estigmatizada o estereotipada.

Igualmente es importante saber que la orientación sexual también puede dar un significado sociopolítico, en donde las personas dan sentido a sus propias experiencias sexuales/románticas y colocarlas en un contexto social, cultural, político e inclusive histórico.

Esta exploración de la orientación sexual generalmente empieza durante la adolescencia y continúa a través de la vida de una persona, aunque también la orientación sexual puede surgir sin ninguna experiencia sexual previa, de esta manera las personas pueden practicar el celibato y aun así saber su orientación sexual.

En conclusión puedo decir que cuando se habla de orientaciones sexuales, es importante fomentar en nuestra comunidad una clara y sana sexualidad ya que es un factor psicológico muy importante que conlleva a una buena autoestima y a un pleno desarrollo emocional y social, por lo que no importa que orientación sexual tengamos, lo importante es vivir un estilo de vida conforme a nuestra forma de pensar sobre nuestra propia sexualidad siempre y cuando sea enriquecedora y positiva, dejando a un lado la estigmatización, tabúes, ignorancia, etiquetas y estereotipos dentro de un ambiente de respeto, tolerancia e inclusión hacia la diversidad de las orientaciones sexuales.

Con todo esto dicho, no me queda más que decirles que… no importa que orientación tengas, mientras que te orienten a la felicidad (y a la cama) está bien.

Gracias por su tiempo amables lectores y lectoras, les envío un abrazo sexológico para todos y todas, y felices orgasmos.

 

Por Cristóbal “Pozy” Calvillo

 

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